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sábado, 17 de abril de 2021

La otra cara de Martina

 Empezamos esta andura llena de misterios con este relato que si bien no es real te puede pasar a ti ...

La otra cara de Martina

Llevaba tiempo mirando todos y cada uno de sus actos y por más que observaba no veía por ningún lado a mi hermana. Era como si ya no la conociera como si fuera una extraña, alguien que no conoces o que simplemente no has querido conocer. Cada mañana se ponía sentada frente al televisor del salón y no se movía de allí hasta que la oscuridad de la noche entraba por la ventana. Subía lentamente las escaleras y se metía en su cuarto sin decir una palabra. Mi madre, como excusa ante su extraño comportamiento, solo decía que era cosa de la pubertad, las hormonas y todas esas cosas que afectan de una forma u otra a la mujer durante el desarrollo. Pero tampoco era algo que le preocupara mucho, ya que al igual que mi padre se pasaban el día entero trabajando. Ellos decían que era para mantener un buen nivel de vida para todos, yo pensaba que era solo puro egoísmo ya que realmente no nos hacían falta tantas cosas inútiles que lo único que hacían eran separar más y más a la familia. 


Cierta noche, estaba estudiando en mi habitación para los exámenes del primer cuatrimestre de la universidad escuche un sonido muy fuerte. Me quede quieta durante unos segundos y mire el reloj y vi que eran las tres en punto de la madrugada. Me levanté lentamente y fui hacía la ventana, el coche de mis padres no estaba aparcado, eso quería decir que solo estábamos mi hermana y yo dentro de la casa. Tenía mucho miedo pero aún así salí de mi habitación y fue en dirección al cuarto de mi hermana. Abrí la puerta sin tocar antes y encendí la luz del cuarto para ver si estaba dormida, pero allí no había nadie. Cerré la puerta y baje por las escaleras rápidamente llamando como una loca a mi hermana, pero ella no contestaba. De repente, un fuerte sonido volvió a llamar mi atención. Me quedé muy quieta y fue entonces cuando escuche aquella voz.

-Natalia, Natalia

Me llamaba por mi nombre ¿quién demonios era? No era la voz de mi hermana y además parecía sacada de una de esas historias de ultratumba. Ya era superior a mis fuerzas, me eche a correr escaleras abajo y fui en dirección a la puerta para salir de esa maldita casa. Cuando estuve allí intente abrir la puerta, pero era imposible, ni siquiera giraba la llave en la cerradura. Fue entonces cuando empecé a dar golpes en la puerta con todas mis fuerzas para pedir ayuda. Estaba gritando cuando escuche a mi espalda unos pasos, quería girarme pero sabía que si lo hacía lo que bajaba por las escaleras no me iba a gustar nada y era mejor no saber lo que era. Seguí gritando con todas mis fuerzas hasta que un frío helado empezó a llenar el ambiente. Estaba a punto de desmayarme cuando sentí que alguien abría la puerta desde fuera. Nada más hacerlo vi que eran mis padres que llegaban de la fiesta de socios de la empresa. 


-Natalia ¿se puede saber que haces aquí a estas horas?- preguntó mi madre al verme parada allí como una gata asustada.
-Mama, papa la verdad es que en esta casa …
-Fui yo mama - gritó mi hermana a mi espalda para no dejarme terminar la frase.
-¿Cómo que tú? ¿Qué estás haciendo aún despierta Martina?
-Llame a mi hermana porque escuche un ruido y ella fue a mirar por si había que llamar a la policía.
-¿Es eso cierto Natalia? - quería responder la verdad pero la cara de mi hermana me persuadió de no hacerlo.
-Sí mama, Martina escuchó un ruido extraño y fue a mi cuarto a buscarme, y yo me puse algo nerviosa eso es todo.
-Pues la próxima vez nos llamas enseguida, ¿Sabes ya de que fue el ruido? - dijo mi padre entrando en casa mientras se quitaba la chaqueta.
-Un gato - contestó Martina.
-¿Un gato? Y ¿cómo puedes estar tan segura hija? - preguntó mi padre.
-Porque lo vi papa, solo fue un gato ¿no es así Natalia?
-Sí así es - contesté bajando la cabeza.
-Bien, pues menos chachara y a la cama que mañana hay que madrugar para ir a clase - dijo mi madre haciéndonos una invitación con las manos para que subiéramos a nuestro cuarto.

Mientras lo hacíamos no podía dejar de mirar a mi hermana. Cuando llegamos la cogí del brazo y la detuve antes de que se metiera en su cuarto.
-¿Se puede saber que te pasa Martina? ¿qué significa todo esto?
No me contestó solo me dedicó una sonrisa triunfal que me helo hasta las venas y entro en su cuarto dando un fuerte portazo. Desde ese mismo instante supe que algo andaba mal y que la persona que había entrado en ese cuarto no era mi hermana.





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